oigo jugar a los
niños debajo de mi ventana...
Una sonrisa nostálgica
cosquilleando se mece en mis
labios y una ingenua añoranza revolotea por mi
alma y se posa, despertando a la niña que aun sigue viviendo
en mi viejo y cansado cuerpo
y me hace soñar...
Ni la tristeza, ni
los avatares de los años han logrado envejecerla.
Ella sigue
ahí, agazapada,
esperando salir en cualquier momento.
Cuando la angustia, la tristeza, el cansancio,
o la desesperación me invaden inundando mi pensamiento,
mi aliento, a pesar de algunas amargas realidades,
mi aliento, a pesar de algunas amargas realidades,
ella, restregándose sus entreabiertos ojos
se desespereza y me sonríe.
También es verdad que yo la alimento,
la
mimo y la invito a ser la reina de mis sueños.
Allí, ella y
sus amigos , la inocencia, la
esperanza,
la imaginación , el deseo y la alegría de vivir,
danzan a su antojo y me ayudan a seguir.
Atenta siempre, procurando, intentando..,
reconciliarme con la
vida.
Ella procura no ver.., ignorar la
injusticia,
la tristeza, el desamor, la desesperanza,
la crueldad
de los días avanzando..,
y un sinfín de amargos sentimientos
y tristes realidades...
¡Y yo me aferro a 'ella'!
Huelo el perfume del
comenzar a vivir
al oír a los niños, gritar, reír, jugar…
¡Sonrío!
De no ser por ‘ella’,
quizás hace algún tiempo,
¡que yo ya no sería!
María Sena
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