Cada tarde...
Como todas las tardes, oigo jugar a los niños debajo de mi ventana...Una sonrisa nostálgica
cosquilleando se mece en mis labios, y una ingenua añoranza revolotea por mi alma y se posa
en la niña, que aun sigue viviendo en mi viejo y cansado cuerpo y me hace soñar...
Un sentimiento vestido con volantes de ternura, se enseñorea de mi,
y una dulce y tierna nostalgia me cobija.
Ni la tristeza, ni las vicisitudes de los años, han logrado envejecerla.
Ella sigue ahí, agazapada, esperando salir en cualquier momento a pesar
de algunas tristes y crudas realidades.
También es verdad que yo le ayudo, la mimo y la invito a ser la reina de mis sueños.
Allí ella y sus amigos , la inocencia, la esperanza, la imaginación , el deseo y la alegría,
danzan a su antojo y me hacen feliz..
Ella intenta ignorar la injusticia, la tristeza, el desamor...¡ la desesperanza !
y un sinfín de crueles sentimientos. ¡ No ha querido hacerse mayor !
Y...los niños siguen jugando, jugando felices...por suerte aun no saben lo que yo aprendí...
¡ Gritan y ríen, gozan, imaginan...,juegan.! Ignoran lo pronto que eso se les esfumara...
Y yo...me aferro a ella, a la niña...Y al oírlos jugar, me tiemblan los labios,
se humedecen mis ojos y sonrío...
De no ser así.. quizás de no ser por ella, si no me entornase los parpados,
hace tiempo que yo...
¡ Ya no sonreiría, ni los oiría !
María Sena
20/06/2012
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